Paul Eckmann es director del laboratorio de interacción humana de San Francisco, quizás la persona que más sabe sobre las emociones y la expresión facial que subyace a ellas. También y por eso os lo traigo al blog una de las personas pioneras en investigar sobre la mentira. Os lo presento: Paul Eckmann
Después de muchos años de investigación asegura que el hecho de engañar constituye algo presente en nuestra vida diaria.
Los neurólogos hacen contar a sus voluntarios mentiras y miden las regiones que se activan en su cerebro y los psicólogos analizan la mímica, es decir el lenguaje no verbal.
La mentira de Adan y Eva, aunque no existieran nos ha condicionado y Moisés que se subió al carro para salir en el primer libro que se imprimió con la imprenta inventada por Gutemberg nos trajo el octavo mandamiento de la ley y pronunció :
NO MENTIRÁS
Pero como no debemos de llevar a buen término la religión que nos impusieron ( me refiero a los que nacimos por aquí ), todo el mundo y digo TODO hace trampas, miente, engaña y lo hace de forma habitual, voluntaria, astuta y calculada.
Aunque a veces nos salga el tiro por la culata.
Algunas estadísticas afirman que las personas más sinceras en una conversación o discurso llegan a decir una pequeña mentira cada 8 minutos de los que hablan.
¿POR QUÉ?
No sé si os acordáis del barón de Münchhausen cuyas aventuras algunos leímos de niñas era un personaje que la literatura alemana nos cedió, era el arquetipo de mentiroso compulsivo.
En sus estudios Jellison, que es el señor que nos cuenta que decimos una "bolilla" cada 8 minutillos, nos aporta más datos muy curiosos. Por ejemplo que los que más mentían eran los que en su profesión tenían muchos contactos sociales: vendedores, enfermeras/os, abogadas/ os, psicologos/as y periodistas.
Pero aquí están los antropólogos que nos traen datos positivos, muchos de ellos opinan que no es negativa nuestra capacidad para mentir. La tendencia a la mentira no es equivalente a la maldad, sino que representa un componente de supervivencia y un factor esencial de nuestra inteligencia social.
Veamos: podemos decir una mentira a nuestra compañera de trabajo sobre las gafas que ha tenido que ponerse al revisar su vista, y decirle que le sientan bien aunque no lo creamos. Eso forma parte de la convivencia pacífica, más que la verdad al desnudo. Por eso, y os lo digo para que sigáis leyendo el artículo aunque esta vez sea algo más largo, que los expertos dicen que nuestras pequeñas mentiras provienen del deseo de contentar a nuestros semejantes para no ofenderle ni hacerles daño.
Pero no nos engañemos (claro que nosotras nos contamos a nosotras mismas hasta tres mentiras a veces enormes, y lo peor es que nos las creemos) eso no impide que otras investigaciones nos demuestran que la mentira repercute ante todo en beneficio propio y la usamos para aprovecharnos de otros. Es más, el ser humano simula hábilmente hechos falsos, finge con astucia y se presenta con una ensayada amabilidad para aparecer en principio era línea de la mejor manera posible para llevar a cabo sus intereses.
Otro dato relevante es la diferencia en cuanto a género. De los estudios hechos hasta ahora parece que las mujeres mienten para elevar el bienestar de su acompañante y encambio los hombres lo hacen para dar la mejor idea posible sobre si mismos.
( ¿Nos extraña el dato? )
Curiosamente los chimpancés -esos parientes tan cercanos- son maestros de la mentira para buscar alimento y pareja a pesar de que en sus grupos pillarle a uno en una trampa supone degradación social.
Que mentir, además de servir para vivir, sea un síntoma de inteligencia social es cierto pero hubo otros factores que contribuyeron a ello y quizás el más importante fue la adquisición del lenguaje. Algunos sostienen la tesis (no probada) de que el aumento del tamaño del cerebro se debe a la presión evolutiva de tener que mentir de forma cada vez más refinada, porque en eso somos realmente buenos/as.
En la novela de Jurel Becker "Jacob el mentiroso" llevada al cine en 1999 y protagonizada por Robin Williams ,el protagonista cuenta noticias completamente inventadas sobre la llegada de las tropas aliadas, para que fortalezca la voluntad de supervivencia en el gueto de Varsovia. Acordaros también de la inolvidable película " La vida es bella ".
Además hay un investigador de la facultad de Medicina de Pensilvania llamado Daniel Langleben que estudia la zona de ubicación cerebral en el proceso que se desarrolla cuando decimos una mentira.
Curiosamente sabemos que hay dos regiones que comienzan a desarrollarse gran actividad y las dos están contenidas en la memoria que llega a la conciencia.
Por un lado actúa la corteza prefrontal que es inhibida y actúa ¿Por qué? Para mentir hay que reprimir algo ¿Qué reprimidos cuando mentimos? La verdad
DANIEL LANGLEBEN
Por otro lado el giro cingular nos hace estar atentos y controlar los impulsos. Osea que nos controlamos. PARA MENTIR HAY QUE SUJETAR LA VERDAD
Había otro dato interesante. Cuando los voluntarios hablaban sin mentir no había cambio en la actividad cerebral, lo que lleva a la hipótesis de que la sinceridad por así decirlo es nuestro estado cognitivo normal.
YA SABÉIS IR CONTRA EL OCTAVO MANDAMIENTO ES UN DESGASTE EXCESIVO PARA NUESTRO CEREBRO
ROSA ( Facilitadora grupo de Crecimiento Asociación Oreka)
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