sábado, 7 de mayo de 2016

DISOLVIENDO NUESTRA MENTE

Han sido varios cientos de años en los que se ha contemplado al ser humano como un ser compuesto de carne y huesos en el que compartía espacio con un ente etéreo, misterioso e invisible : LA MENTE
Fue en el siglo XVII cuando el filósofo  francés Descartes,  nos contó su famoso "pienso  luego existo" que reconocemos que fue un creativo silogismo en un intento de apostillar una idea irrebatible que había que seguir manteniendo para que el sistema de creencias no naufragara: La espiritualidad del ser humano.
Entonces si nosotras pensamos, la existencia de la mente es indiscutible. Así, en nuestra necesidad de priorizar, jerarquizar y hacer "clasismo" lo llevamos cómo no, al terreno de nuestra propia naturaleza. Así,  el cuerpo era algo menos importante, nuestra confianza y nuestro sporte existencial para evaluar y resolver dificultades debería ir dirigida a la mente, porque ella es nuestra tutora y la que dirige nuestra vida.
Todavía esta forma de pensar, a pesar de los avances científicos que demuestran otra cosa, sigue persistiendo en muchos casos. Parece extraño que en el mundo de la tecnología todavía exista un miedo palpable a explicar la vida en términos biológicos.
Cierto que no es fácil  cambiar el sistema de creencias a nivel individual, no sea que todo se nos ponga patas arriba, y no vaya a pasar que algunos sistemas institucionales dejen de tener sentido y su economía se vea afectada.

Las ideas, están adscritas por supuesto a intereses concretos y algunas puede venir bien seguir manteniéndolas, aunque no sean ciertas. Como ejemplo, cito el bochornoso estereotipo de Adan y Eva que aún se sigue difundiendo entre los niños católicos para explicar el origen de la vida.
Pues bien , la ciencia moderna trae malas noticias para los que persisten en apuntalar la dicotomia entre mente/cuerpo porque ella nos explica que la mente no existe en términos metafísicos, sino concreta y empíricamente.
En los años 60 , Francis Crik ,un físico que recibió el premio Nobel  por descubrir la estructura tridimensional del ADN,  dedicó todo su esfuerzo a explicarnos científicamente la mente y la conciencia.

                                                              FranciS Crik

En su libro " La hipótesis asombrosa" nos dice esto:

" La hipótesis asombrosa es que tú,  tus alegrías,  tus tristezas, tus recuerdos, tus ambiciones, tu sentido de la identidad y voluntades personales, no son en el fondo más que la conducta de unas células nerviosas y de sus moléculas asociadas. "

El avance de los estudios en este campo cobran fuerza para apoyar la teoría de  Crik y en la actualidad la ciencia apuesta por entender que la mente no es más que una sucesión de impulsos eléctricos y químicos.
Claro que esto es solo la punta del iceberg. La Neurociencia indica además que el cuerpo y la mente forman parte de un mismo sistema. Y que uno influye sobre la otra, de forma que todo lo que sentimos tiene correspondencia directa en su expresión corporal y viceversa independientemente de nuestra voluntad.
Esto explica la irrupción de la Genética para explicar como pensamos  como actuamos, en definitiva como somos.
Por ejemplo, si eres más inteligente que la media , es posible que poseas una variación del gen IGFR2 que es una mutación presente en las  capacidades intelectuales altas.
Si sufres ansiedad tienes boletos para que tu gen responsable del transporte de serotonina - una molécula fundamental de nuestra bioquímica cerebral-se encuentre inhibido.
Y las personas, que sin explicarse porqué les gusta el riesgo y las emociones fuerteS le motivan puede ser que se deba al gen D4DR que se ocupa de captar la dopamina  y que se ha demostrado que está presente en las personas que practivan deportes de riesgo.
O sea , que nos guste ó no, somos producto de nuestro cuerpo ( eso no patenta su exclusividad)
En 1988 el psicólogo alemán Fritz Strack nos demostró con un sencillo lápiz colocado en nuestra boca la importancia de la "carne" en nuestra mente. Si colocamos la boca en posición de alegría,  la acabamos sintiendo.

Me gustaría compartir algo que he leído en esta línea y que me parece muy elocuente.
En 1842 un fisiólogo americano, al que no le hacían al principio mucho caso llamado Walter B. Cannon publicó  un artículo sobre la muerte ocasionada por el  rito vudú para intentar dar una explicación científica  a este hecho.
Este hombre presenció la muerte real, repentina e inexplicable de un hombre tras recibir el maleficio en un ritual chaman.  Esto le llevó  a dedicar su investigación a la fisiología de las emociones.

Trabajó durante años ante el escepticismo de muchos de sus colegas para demostrar que cuando un animal se encuentra en una situación de estrés , el sistema nervioso activa una serie de mecanismos que provocan la secreción de hormonas tales como la adrenalina ó la cortisona y van directamente al torrente sanguíneo.  Esto hace que el cuerpo se ponga alerta. Las pupilas se dilatan , el oído se agudiza, el pulso se acelera  para oxigenar con más intensidad los músculos por si hay que correr, el cuerpo se prepara para huir ó para luchar.
Este hombre nos enseñó que esas muertes en realidad no eran más que respuestas exageradas producidas por el miedo a sufrir un mal de ojo.
Sin entrar en este apasionante tema que lo postergo para otra ocasión está relacionado en mi opinión con los efectos placebos que tan enraizados están en nuestro sistema para bien en ocasiones y para mal en otras.
Claro que explicar la conducta humana teniendo en cuenta esta realidad, creo que no es hablar en términos de rigurosidad.
Sabemos que somos seres sociales e interactuamos con el medio. Tenemos una biografía , vivencias y circunstancias y además un cerebro con la característica de la neuroplasticidad según las investigaciones recientes; es decir, que el poder de la transformación vive entre nosotros/as. La buena noticia es que esto un da un margen de libertad de acción.
Por eso  he dicho antes que esto era solo la punta del iceberg , pero una punta interesante, contundente y pedagógica.
Por otro lado me gusta tener en cuenta que ante tamaña  complejidad surge inevitablemente la segmentación o la especialización y estudiamos al ser humano en compartimentos que a veces da la impresión que son estancos.
Me falta la unidad práctica. Juan Manuel Serrat  dice en una canción que el zapatero ve zapatos y el dentista dientes y los genetistas digo yo, solo ven génes y eso se traslada a todo. No es que yo me escape a la autocritica, pero permitanme de momento guardarme lo que yo veo.
Disfruten de la vida en lo posible.



                                 ROSA ( FACILITADORA DE ASOCIACIÓN OREKA )

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