martes, 12 de enero de 2016

LAS MUJERES Y LOS HOMBRES

Una persona interesada por el trabajo que lleva a cabo la ASOCIACIÓN OREKA me ha formulado a través de un e mail  una pregunta, mejor dicho dos y con su permiso voy a compartirla con vosotras/os.
¿Tenéis una orientación de género?  ¿Vuestro trabajo va dirigido en exclusividad para mujeres?. Respuesta rotunda: NO

La oportunidad  que nos ofrecen estas preguntas me parece fantástica  y voy  a recogerla para tender un puente y exponer una idea que más de una vez se ha apuntado y debatido en la Asociación: PREOCUPACIÓN Y LÁSTIMA POR LA DESIGUALDAD PARTICIPATIVA DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN EL ÁMBITO DE CRECIMIENTO PERSONAL.

No pretendo plantear una teoría que dé una respuesta a este hecho que es una realidad social objetiva. Puedo aportar razones para apuntalar un constructo que lo explique desde mi punto de vista pero solo conseguiría aportar una limitada y subjetiva opinión que no daría una solución. No estoy interesada ahora al menos en los porqués,  sino en los como. Para ponerlo claro, el tema no es ¿Por qué acuden muy pocos hombres comparativamente con las mujeres? sino ¿Cómo podemos conseguir que se acerquen para trabajar conjuntamente?.


Llevo trabajando unos cuantos años en la conducción de grupos para el desarrollo personal y me he esforzado en que la oferta llegara igual a ambos géneros. Mi experiencia es que los grupos formados exclusivamente por mujeres y los grupos mixtos son totalmente diferentes aunque se trabaje el mismo contenido.
Cuando hablo de diferencia no hablo de mejor o peor, sino de diferente.

No soy joven. Estudié  en una escuela que solo era para niñas. En el instituto también nos separaron de ellos. El instituto masculino y el femenino estaban en el mismo barrio  pero no en la misma calle.  Hasta la Universidad no tuve un compañero hombre. Eramos unos desconocidos. Prohibieron que conviviéramos juntos.
Por suerte las políticas pedagógicas apostaron por la coeducación y las aulas desde edades tempranas se llenaron de batas rosas y batas azules. Mejoramos poco a poco y ahora también hay batas verdes y otras multicolores.
El feminismo impulsó la política de igualdad y en esa reivindicación también se fue tejiendo en algunos sentidos una separación.
Muchas veces me pregunto ¿qué hubiera sido de nuestra historia si el empeño por la igualdad hubiera sido de clase y de género?  Optamos por la segunda y olvidamos la primera. 

Hay realidades que producen pocas dudas y uno de ellos es que las mujeres y los hombres no somos iguales. Somos diferentes, sin embargo tenemos muchísimas cosas en común. También porque a fuerza de generalizar se nos olvida que todas las mujeres somos diferentes entre sí y todos los hombres también.

En el terreno del Desarrollo personal que es desde donde expongo esta reflexión sabemos que los hombres y las mujeres estamos dotados de las mismas emociones. Esto es lo que nos une. Lo que nos diferencia es la gestión  que hacemos  de ellas.

Todas las personas, mujeres y hombres venimos de una trayectoria histórica en la que se nos dotó por nuestro género de unos roles que posibilitaron el desarrollo de algunas capacidades, y la inhibición de otras. A ellas y a ellos se les privó de cualquier posibilidad de elección.
En el reparto de roles, las mujeres perdimos, pero quizás podíamos plantearnos que ellos no fueron ganadores .

Quedan muchas asignaturas pendientes y una de ellas es la de acercarnos con otra mirada al otro género. La vida es el resultado de lo femenino y de lo masculino.Vivimos juntos y juntas, compartimos guardería, juegos, clases, profesiones, aficiones, amores y desamores, proyectos, camas, abrazos, amistades y residencias en la vejez. Es decir, coexistimos y puede que ayudara una puesta en común.
El caso es que muchos de los requiebros que sufren las mujeres tienen que ver con los hombres y al revés por igual

¿POR QUÉ  NO INTENTAMOS RESOLVERLO JUNTOS, EN VEZ DE POR SEPARADO?
¿POR QUÉ NO NOS EMPODERAMOS JUNTAS-JUNTOS?



ROSA ( FACILITADORA ASOCIACIÓN OREKA)

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