No soy una experta en literatura, pero me gusta leer y forma parte de un ritual cotidiano que me conecta y me transporta a historias que no me dejan indiferente. Con los libros he llorado, me he reído, me he identificado, me he indignado, he viajado a lugares desconocidos, he penetrado en vidas de apasionantes personajes, he visitado casas y estancias algunas de ellas hermosas destartaladas otras y terroríficas también.
Transitar todos los continentes sin levantarte de tu butaca, remontar ríos, atravesar verdes selvas, viajar en viejos trenes, cabalgar a lomos de hermosos caballos, pisar ardientes arenas, y contemplar desde el borde los abismos de los acantilados; todo esto y mucho más se puede hacer leyendo un libro.
Transitar todos los continentes sin levantarte de tu butaca, remontar ríos, atravesar verdes selvas, viajar en viejos trenes, cabalgar a lomos de hermosos caballos, pisar ardientes arenas, y contemplar desde el borde los abismos de los acantilados; todo esto y mucho más se puede hacer leyendo un libro.
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