jueves, 5 de noviembre de 2015

AUTOESTIMA Y FACEBOOK

BREVE HISTORIA SOBRE SU ORIGEN




La Red social virtual de Facebook  se conoció  en el año  2004, pero su historia tiene origen a través de un fenómeno del mundo real. En la Universidad de Harvard, antes de Internet, este prestigioso centro publicaba y distribuía entre los estudiantes un libro a modo de directorio con teléfonos, fotos y dirección de los alumnos de cada promoción. De esta forma los estudiantes acabaron dependiendo de la publicación para establecer sus relaciones sociales. Como anécdota y para exaltar su importancia,  un año en que la impresión de este Facebook (libro de caras) se retrasó debido a problemas editoriales, cuatro alumnos se declararon en huelga de hambre.


La referencia a esta publicación más temprana se remonta al año 1979 en un artículo que hablaba del Facebook explicando la utilización que se hacía de aquel directorio para crear y potenciar las relaciones sociales. Ese artículo lo firmó Susan Faludi que años más tarde ganó el premio Pulitzer por Reportaje divulgativo. Una mujer muy controvertida por cierto en el feminismo.



                                                                 SUSAN FALUDI


Tuvieron que pasar 25 años para que Mark Zuckerberg, un estudiante de segundo curso de Programación Informática llevara el Facebook a la Red virtual, idea que surgió del trabajo de dos estudiantes que le invitaron a participar en el desarrollo del proyecto (el caso se llevó a los tribunales por apropiación indebida, pero no prosperó). Al principio los usuarios debían ser miembros de la comunidad universitaria y el portal se expandió con gran rapidez  porque, entre otras cosas, promovía la sensación de privacidad.
Cinco años más tarde 175 millones de usuarios se habían registrado y utilizaban la Red de forma activa. En la actualidad congrega a más de 800 millones de usuarios y crece de manera imparable el número de personas que navegan por esta Red a través de sus móviles y sus tablets. La fortuna de Mark el año pasado ascendía a 34.000 millones de dólares atesorados desde la salida a Bolsa de la compañía.




LA INFLUENCIA DE LAS REGLAS


¿Cómo influye en nuestras vidas la pertenencia a las redes sociales?

Han corrido ríos de tinta para intentar responder a esta pregunta. Es compleja y depende del enfoque y por supuesto, de los intereses.
Vamos a partir de una idea que es de fácil consenso: las personas estamos influenciadas por los vínculos sociales que establecemos.
Hay un factor que fluye por esos vínculos: el contagio.
Este fluye por los circuitos de las redes sociales. Un sencillo ejemplo: Sí yo comienzo a frecuentar amigos/as bebedores, es probable que altere mis hábitos frente al alcohol y beba más.
Este fluir tiene una forma de comportarse no anárquica que sigue unas reglas.

1.- Nosotras somos quienes damos forma a nuestra Red social 
     (Por eso es claro que a través de ella se de la homofilia que es la tendencia a  asociarnos con personas que se parecen a nosotras).
2.- Nuestra propia Red nos da forma a nosotras
3.- Nuestros amigos de las redes sociales influyen en nuestras vidas
( Somos grandes "copionas" y , a veces, nos despersonalizamos para adaptarnos a  La Red. 
Depende de la influencia puede tener una connotación positiva o negativa.    
Porque no sólo influye la elección de amigos en la infancia y adolescencia.)
4.- Los amigos de los amigos de nuestros amigos también nos influyen.
     Parece que cuanto más amplio es el número de amigos somos más influenciables.



Stanley Milgran, que es el señor de la foto, fue un psicólogo experimental de la Universidad de Yale que hizo célebres experimentos sobre la conducta humana y sobre la Obediencia a la autoridad.
Voy a exponer uno muy creíble porque seguro que nos pondríamos de acuerdo con el resultado sin haber participado en él.
Fue en Nueva York. Este investigador observó el comportamiento de 1424 viandantes por la acera en un tramo de 15 metros. Con un grupo de voluntarios creó "grupos de estímulo". Una persona en la mitad del recorrido se paraba y alzaba la vista se fijaba en la ventana del sexto piso del edificio que estaba a su izquierda. Allí asomado estaba apoyado sin hacer nada más que observar la calle otro voluntario. La persona se quedaba parado mirando hacia arriba. Pues bien, solo el 4% de las personas que pasaban se ponían a mirar hacia el mismo lugar. Se fueron aumentando poco a poco las personas que se paraban a la vez para mirar la ventana. Cuando el grupo que se ponía a mirar a la ventana era de 15 personas. Los viandantes que pasaban por allí,  se unían al grupo de mirones parados hasta el 60%. Es evidente que el número de personas que componía el grupo influía sobre los demás.



AUTOESTIMA

El pensamiento dogmático que se ha instalado en grandes sectores sociales es la teoría de proclamar, y desde ámbitos multidisciplinarios, que las redes sociales favorecen la comunicación y el contacto entre personas de tu entorno y con las que tienes ideas, aficiones, edades, proyectos comunes.

Pienso yo que la moral judeocristiana que tanto nos marca reafirma esta tendencia a a la homofilia con el "COMPARTIR ES AYUDAR" (es cierto, además ya sabéis cuando compartimos muchas veces lo hacemos por y para nosotras mismas). Así cuando clikas en el compartir para difundir algo que te ha llegado o cuando incorporas un nuevo amigo te conviertes en alguien más popular, más querido y más generoso.
Sin embargo, la práctica al analizar los resultados según publica la revista Psychological Sciencie nos dice que las personas que padecen dificultades en aceptarse tal y como son utilizan las redes para bombardear a sus amigos con aspectos negativos sobre sus vidas, o por el contrario para presentar imágenes disfrazadas que no corresponden con su realidad.
Además las redes sociales proporcionan a las personas con falta de confianza en ellas mismas, la oportunidad de comunicarse cuando se les hace difícil expresar sus emociones cara a cara, y evitar así situaciones violentas o vergonzantes.
Esto es solo una ventaja aparente porque la comunicación no es sincera la mayoría de las veces. Y cuando lo es, y no les gusta suelen dar a guardar y sobretodo a eliminar. No se nos da bien en general aceptar desaprobación que no vengan de nosotras/os mismos.

El resultado es un aislamiento cada vez mayor que continúa alimentando la sensación de soledad y autocastigo de la persona en una parte del colectivo social que no es pequeño, porque la impresión que tengo desde mi ámbito personal y profesional es que en una sociedad con una inmediatez y expansión comunicativa hasta ahora desconocida, los individuos/as que la componen cada vez se sienten más solas/os y más carentes afectivamente.
En realidad, según una publicación de una investigación de la Universidad de Waterloo  (Canadá), la larga fila de contactos de amigos/as que engrosan muchos perfiles virtuales son en su mayoría extraños o conocidos. Con lo que tener cientos de amigos en la Red puede que en las personas con serios déficit afectivos no haga más que proveernos de una fantasía que se da de bruces con nuestra realidad cuando cerramos la pantalla. ( La media de contactos en Facebook ronda las 120 personas ).



El que aparece en la foto es Robin Dunbar un antropólogos de Oxford que nos ha contado que nuestro cerebro no puede lidiar con un círculo de 150 amigos, porque no podemos recordar sus datos. Así que con él recordamos que la creencia popular de que los verdaderos amigos/as se contarían con los dedos de una mano parece ser bastante cierta.

ADICCIONES DIGITALES

Los que estudian este tipo de adicción, que no es moco de pavo, opinan que las redes sociales caen en la exhibición excesiva del yo. Y existe el riesgo sobre todo en los más jóvenes en confundir la vida real, con la vida en Red. Esa mala gestión de nuestro yo virtual con el que nos presentamos de manera idealizada, engordando lo positivo o falseándolo y ocultando lo que no nos gusta (dando por válida la proyección de que lo que yo rechazo, lo rechazan todas/os) corremos el riesgo de creernos que en realidad somos así (es como cuando las personas cuentan la misma mentira una y otra vez, a fuerza de hacerlo, se la acaban creyendo ellas mismas).

En realidad puede conllevar a una gratificación compensatoria que produce la adicción




Sabemos que hay casos de personalidades con graves carencias afectivas y con características patológicas que en extremo su única fuente de ocio e interelacción son las redes sociales. Estas personas que pueden presentar una adicción mayor que el tabaco o el alcohol y que sería para ellas insoportable un tiempo prolongado sin conectarse a las redes. Mostrarían síntomas de abstinencia con diversas sintomatologías.

Estamos de suerte porque estos son aún casos extremos, pero para prevenir, y si estamos registrados en alguna Red, no estaría mal que nos preguntasemos:

¿ Por qué me he registrado?
¿ Cómo me he registrado? 
¿ Para qué me he registrado?
¿ Qué partes muestro y cuales oculto?

Por mi parte reconozco que abrir ventanas al mundo no debe llevar implícita una condena a priori, pero donde esté la posibilidad de un intercambio de miradas, un vigoroso y sincero apretón de manos o un reconfortante y cálido abrazo, quiero decir a las palabras nos regalen silencio por un rato.



Cuando se necesita abrazos, el socorro de las palabras queda corto.






ROSA ( FACILITADORA GRUPO DE CRECIMIENTO ASOC. OREKA)

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