Últimamente parece que los acontecimientos sociales, políticos y económicos han hecho saltar las alarmas observando que cada vez se prodigan en diferentes medios esta palabra:
la incertidumbre
Velozmente desde la psicología positiva que algunos/as utilizan como si se tratara de los prospectos de los antibióticos, parece que proceden de bases de amplio espectro en un afán demasiado reduccionista, sin explicar los procesos de pensamiento para llegar a sus conclusiones que nos hablan de las bondades de vivir en la incertidumbre.
En realidad, he encontrado una excusa para formar parte de nuestros invitados en este pequeño blog a un psicoanalista que merece un hueco de grandes dimensiones.
Sus libros fueron leídos por muchos jóvenes estudiantes que creían que era posible tener pensamiento propio. Estoy hablando de Erich Fromm
Este psicoanalista alemán de origen judío nació en 1900 y murió unos meses antes de cumplir 80 años. Entre sus publicaciones "El arte de amar" y " El miedo a la libertad" son los más conocidos y populares. Por suerte, están presentes en todas las librerías y creo que es básica su lectura.
Fue un humanista comprometido, un renovador de la teoría freudiana. Se interesó por las teorías de Carlos Marx, adoptando una cercanía personal a esta forma de entender los procesos sociales e históricos. Se consideraba un socialista humanista.
Con la toma del poder del partido Nazi tuvo que escapar de Alemania y se refugió como tantos otros en Estados Unidos.
Su trabajo fundamental fue intentar romper la visión unilateral de contemplar al ser humano y sus comportamientos solo desde una perspectiva biológica. Para él la personalidad era más bien el fruto de la cultura en la que se desarrollaba.
Aceptó los supuestos de Freud: el inconsciente, los mecanismos de defensa, la transferencia y la contratransferencia y los sueños como la expresión de temas inconscientes que tenemos pendientes de resolver. A pesar de ello señala como factores determinantes en la génesis de las neurosis los factores culturales.
Concluye que el narcisismo, la capacidad de destrucción y la necrofilia por ejemplo están siempre vinculadas a las relaciones interpersonales vividas en la infancia.
Subraya que lo importante no es la capacidad de adaptación al medio, sino conservar la integridad humana. Fue muy crítico con las religiones monoteístas porque difunden la idea de la Obediencia ciega y criticó su falsa moral. Un hombre que intelectualmente combatió cualquier imposición autoritaria en el pensamiento y en la acción.
Sostenía que el objetivo del ser humano en su paso por la vida es el desarrollo integral de sus potencialidades: sensoriales, emocionales, intelectuales y creativas. En el ámbito de la terapia señala que la calidad en la relación humana y la cercanía entre el analizado y el analista son fundamentales.
Escribió también un libro bastante agorero con los tiempos que corren llamado " La revolución de la esperanza". Digo agorero porque aunque en español se publica en el año 1984, fue escrito 40 años antes. En este libro nos habla del peligro de mecanización por la implantación de la tecnología. Plantea que en su imposición no se ha hecho un análisis de los riesgos y que sólo el amor por la vida y la naturaleza nos permitirá sobrevivir con Integridad en pequeños grupos.
Nos habla de la intolerancia para soportar la incertidumbre; sin embargo, esta última es una característica obvia de nuestra vida (¿Quién está seguro de lo que va a ser en 10 años, ni en 5 años, ó de mañana mismo?). Así lo expresa textualmente:
"El ser humano prefiere una decisión equivocada y estar seguro de ella, que atormentar se con la duda respecto a su validez".
Desde aquel tiempo la Psicología Social se ha desarrollado activamente y quiero citar al psicólogo y profesor Michael Hogg que ha hecho unos estudios de campo muy interesantes con sus alumnos de la Universidad acerca de la incertidumbre y la radicalidad.
Muchos trabajos en este sentido nos muestran que las personas cuando se sienten desorientadas, pérdidas, con dudas, se decantan por posturas extremistas para recuperar su seguridad, aunque vayan en contra de su bienestar.
El psicólogo social Michael Hogg
También quiero citar a Theodor Adorno un filósofo y sociólogo que en el año 1950 hizo un estudio serio sobre las características de la personalidad que comparten las personas autoritarias. Entre sus conclusiones están que siempre aparece la intolerancia para soportar la incertidumbre. También nos explicó que los niños que tienen padres severos tienen de por vida el amor y el odio presente hacia ellos.Pero como a veces no se puede gestionar estos sentimientos contradictorios, reprimen el odio y lo proyectan de diferentes formas en personas más débiles. Para seguir amando a sus padres, les idealizan.
Por otro lado la insoportabilidad de la incertidumbre es más habitual de lo que parece, de hecho aunque parezca extraño muchas personas prefieren tener la certeza de que algo malo les va a ocurrir que la incertidumbre de si sucederá algo positivo ó negativo. Esto es tan habitual que hay un refrán español de siempre que todas y todos conocemos: Más vale malo conocido que bueno por conocer.
No es vana la necesidad de reflexión sobre este tema. De hecho en algunas patologías psicológicas la intolerancia a la incertidumbre es el núcleo del malestar. Los hipocondríacos, por ejemplo, prefieren saber que tienen una enfermedad antes de sufrir angustias por saber si la padecen ó no.
Parece que tomar partido por ideas ó actitudes rebaja el nivel de ansiedad que genera la incertidumbre y eso solemos hacer. Así sabido esto, no hay que fiarse de los que están muy seguros, de los que no tienen miedo, es lo humano.
Creo que tenemos que romper con la idea de que la información ambigua es amenazante, de que no seremos más felices por tener la respuesta a todos nuestros porqués. Aprendamos a disfrutar de las no certezas porque la inseguridad de no saber si estamos en lo cierto nos empuja a seguir indagando. No somos niños/as que necesitan entender el mundo porque muchas de las respuestas serán engañosas y reducidas; normalmente la verdad es un poliedro de muchas caras. No debemos sentirnos vulnerables a la inseguridad porque ella está presente en nuestra vida. Es probable que tomar decisiones precipitadas para fantasear con la idea de seguridad no sea rentable.
Sí ponemos nuestra mirada en la historia sabemos por ejemplo que el triunfo del nazismo se debió entre otras causas a la incertidumbre económica de Alemania sumergida en una gran crisis y lo sabemos porque muchos investigadores cuando acabó la Segunda Guerra Mundial intentaron entender desde diferentes disciplinas el cómo y el porqué de esa actitud radicalizada y asumida por tanta gente que pertenecía a un pueblo culto y avanzado (el partido Nazi ascendió por voto democrático del pueblo).
Ahora me pregunto mirando a Europa y los acontecimientos desde hace una década
¿Podemos hacer un paralelismo con nuestra realidad social y política?
Pensemos en Fromm. No estamos exentos de peligro con nuestra tan cacareada democracia. No sé si podemos tener la certeza de que la incertidumbre nos radicaliza si no sabemos convivir con ella. Yo intento a veces a regañadientes hacer las paces y armonizarme con ella y así puedo disfrutar de este buen momento de verano cuando escribo esto.
Mañana no sé que me pasará. ...ni siquiera sé si estaré de acuerdo con lo que hoy escribo. Pero hoy hay esto y quería expresarlo por si sirve para pensar en diferentes direcciones. Mientras sean felices..
ROSA ( FACILITADORA DE LA ASOCIACIÓN OREKA)